jueves, 16 de octubre de 2014

El Síndrome Premenstrual no es tan Raro como Parece

Hola a todos de nuevo, y digo todos porque esta entrada va a ir dirigida tanto al público femenino como al masculino.







Muchas de nosotras, por desgracia, sabemos muy bien lo que es el Síndrome Premenstrual (SPM) y las molestias que suele acarrear, amén de las molestias propias que padecemos durante los días que tengamos el periodo. Para las personas que no estén familiarizadas con este término, podríamos definir el SPM como el conjunto de síntomas físicos y anímicos que aparecen en el cuerpo de la mujer días previos a la llegada de la menstruación. Cada mujer es distinta y sufre estos síntomas con diferente intensidad. De hecho, hay algunas afortunadas que ni siquiera los padecen. Sin embargo, no somos pocas las que cada mes nos vemos afectadas por insufribles migrañas, calambres, mareos, hinchazón y sensibilidad extrema en el pecho, acné, vértigos, malestar estomacal y un largo etcétera. 

Aunque la medicina tradicional ha avanzado considerablemente en los últimos años, considero que este padecimiento no se ha estudiado lo suficiente como para ponerle un remedio eficaz. Si te duele la cabeza, te tomas un paracetamol. Si te duele el vientre bajo, un ibuprofeno. Si tienes calambres o dolores musculares, recurres a un analgésico o pomada que te los alivie... ¿Pero qué hacer cuando son tus hormonas las que deciden por ti? ¿Qué ocurre cuando tu ritmo habitual de vida se ve afectado por el SPM? Hay mujeres que pueden lidiar perfectamente con él porque sus síntomas no son demasiado graves, pero otras muchas nos vemos obligadas a permanecer en cama hasta que nuestros dolores remitan total o parcialmente, o a evitar tomar decisiones importantes durante esos días porque estamos demasiado sensibles y afectadas emocionalmente.





Se suele frivolizar bastante con este tema. Cuando la mujer está irascible y se irrita con mayor facilidad, no son pocos los hombres que se mofan de ella y le responden irónicamente " de verdad, no hay quien te aguante. ¿Es que estás con la regla?". A mí esto me ha pasado muy pocas veces, pero sé que es algo frecuente, incluso más frecuente de lo que debería. Y esto es lo que a muchas de nosotras nos da ganas de responder:

"Pues sí, estoy con la regla. Estoy con la regla o a punto de que me venga, y no soy persona. Llevo días tomando paracetamol e ibuprofenos, tilas y demás infusiones para controlar mis migrañas y dolores menstruales. Me siento hinchada, como si pesara quinientos kilos, y tengo sueño durante todo el día. Me siento sin fuerza, sin vitalidad. Me duelen una barbaridad los pechos, y de vez en cuando me dan calambres y náuseas. Hace un rato he discutido con un compañero del trabajo por una tontería y, fíjate tú qué estupidez, me ha dado por meterme en el baño y llorar. Seguro que cuando estas dichosas hormonas dejen de controlarme me reiré de esto, pero ahora me siento horriblemente triste e incomprendida, y no puedo evitarlo por más que lo intento. Para colmo, me ha salido un brote de acné en las mejillas, y dudo mucho que para mañana se haya ido. Sé que no debería pagar mi frustración contigo ni enfadarme por enésima vez porque  no hayas bajado la tapa del váter, pero, ¿realmente te suponía un esfuerzo tan grande tener esa deferencia conmigo si sabes que me molesta tanto...?"




Os aseguro que no estoy siendo exagerada, y la mujer que lo haya vivido o que haya conocido el caso de madres, hijas, tías, sobrinas o amigas que hayan sufrido estos síntomas lo sabrá. Hay quienes me han recomendado que tome la píldora, pero temo que meterle un "chute" de hormonas a mi cuerpo sea contraproducente. Intento acogerme a la medicina natural y a los remedios de toda la vida al mismo tiempo que consumo algún que otro medicamento cuando no puedo más, pero no es suficiente. ¿Qué hacemos con los síntomas anímicos? ¿Qué hacer cuando durante unos días al mes se pasa por un estado depresivo transitorio? Sé que probablemente no estoy utilizando los términos más adecuados porque la depresión es una enfermedad que sufren muchas personas, pero hay quienes durante esos días nos sentimos tan mal que podemos llegar a rozarla. 


Os aseguro que para muchas de nosotras no es tan fácil como veis en la ilustración


La solución al problema no siempre es tan fácil como intentar tener pensamientos positivos, quedarte en casa viendo una película "de las de llorar" o tratar de no darle importancia al asunto. Sin llegar a dramatizar, hay que darle a este problema la importancia justa, que es la que merece. Por eso, la comprensión por parte de nuestro entorno es fundamental. No es fácil convivir o tener contacto frecuente con una mujer aquejada por estos síntomas, pero tampoco es fácil para ella intentar hablar, actuar y comportarse como suele hacer habitualmente cuando tiene una fiesta de hormonas descontroladas en su interior que deciden si ríe, si llora, si se enfada, si permanece impasible ante lo importante o si monta el Dos de Mayo por cosas intrascendentes.

Nosotras intentamos poner de nuestra parte, pero no es tan sencillo. Sabemos que a veces podemos resultar desconcertantes, pero vuelvo a repetir que, por más que intentemos controlar nuestras emociones, durante estos días a algunas de nosotras nos resulta tremendamente difícil, y os aseguro que somos las primeras que lo pasamos mal. Y en cuanto a las mujeres que utilizan la menstruación como escudo a sus problemas para excusarse continuamente por los errores que cometen... nos hacéis un flaco favor al resto, eso también os lo aseguro. Nos dais una imagen de débiles, volubles, inmaduras y antojadizas que, sinceramente, no merecemos.




Por eso, hombres, médicos y médicas, mujeres escépticas, novios, amigos, padres, hermanos... Sólo os pedimos un poco de ayuda y comprensión, pero no por ello dejad de recordar que el único momento en el que la mujer es el sexo débil es cuando acaba de pintarse las uñas (no lo digo yo, lo dicen varias viñetas que circulan por las redes sociales).


Y a los chicos comprensivos, que aguantáis nuestros enfados, momentos de sensibilidad desmedida, contradicciones y locuras, gracias por cuidarnos y entendernos cuando ni nosotras mismas sabemos hacerlo.


PD (1): He redactado esta entrada en mitad de mi ciclo menstrual, antes de la ovulación, para intentar ser lo más objetiva posible.


PD (2): Todas las imágenes utilizadas en la elaboración de esta entrada proceden de diversos sitios de la página  Pinterest. Me resulta muy tedioso indicar la autoría de cada una de ellas, pero si alguien está interesado en saberla, o es el autor de la misma y reclama sus derechos, no tendré ningún problema en hacerlo.

Si tenéis alguna idea que aportar o no estáis de acuerdo con algo de lo que acabo de exponer, estáis invitados (e invitadas, por supuesto) a comentarlo aquí abajo. Por lo pronto, yo me despido hasta la próxima entrada y os mando un beso muy fuerte :)

Twitter: @violetandlemon
Instagram: @ellie_lemonade



2 comentarios:

  1. Holaa! Me ha gustado mucho, la verdad que lo pasamos bastante mal aunque muchas veces no lo exterioricemos.... hay que entendernos, no somos nosotras, nos poseen las hormonas todos los meses! ... la parte final de agradecimiento a los chicos comprensivos me parece genial.

    Te invito a mi blog que tengo nuevo post ;)

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. ¡Hola! Muchísimas gracias por pasarte y comentar Lily Lily, me alegro mucho de que te haya gustado el post :) Un beso enorme, encantada me paso por tu blog. <3

      Eliminar

Facebook